06 febrero 2006

Los Profetas

-Mahoma (a Jesús): ¿Viste flaco el quilombo que se armó con mi caricatura?

-Jesús: Si fiera, un bardo. ¡Los que te siguen están re-locos Mah!

-Mahoma: Todo porque un danés hace una caricatura...

-Jesús: Será una mala caricatura. Mirá las mías tri tri... ¡A mi me hacen clavado!

02 febrero 2006

Recuerdos 'Instant' 1 - Homenaje a un hermano

El 20 de junio de 1991 fui a cenar a casa de un amigo.

Por esas fechas me encontraba yo trabajando en el costero pueblito de Donaghadee, Condado de Down, Irlanda del Norte, en uno de esos viajes idiomáticos cuya importancia los padres magnifican cuando en realidad lo que desean es deshacerse por un mes de un tarado de 17 años.

Mi amigo en cuestión era Dr. Alsager Fenton, que a su vez era amigo de D. Samuel John Henderson, sonrosado y regordete anciano que había comprado a mis padres en 1986 la primera residencia que tuvimos en Mallorca. El tal Henderson tenía mucha mosca y era propietario de una multitud de escrituras, entre ellas la del restaurante 'Bow Bells', donde pelaba yo papas y otros tubérculos cada gélida mañana de aquel junio del 91.

La relación entre mis padres y Henderson había -milagrosamente- sobrevivido al traspaso inmobiliario y en uno de aquellos veranos, queridos, de mediados de los 80 vino el Dr. Fenton a Mallorca a pasar unos días de sol a la casa y en compañía de Don Henderson.

Nunca entendí que tipo de amistad unía a ambos personajes, siendo Henderson, un típico empresario regional; tramposo, seboso, gordito, bajo y casposo, cuyas charlas rara vez obviaban las palabras pounds o money, mientras Fenton era un tipo flaco y seco, de porte distinguido, filántropo, lingüista, botánico, y ex-piloto de Spitfire y veterano de la Batalla de Inglaterra; currículum que provocaba mi admiración en una época en la que todavía soñaba con volar.

Debí haber ametrallado a Fenton con multitud de preguntas sobre la guerra, sus aviones y sus héroe, porque tras finalizadas sus breves vacaciones en Mallorca, el buen hombre me hizo llegar por correo nada más y nada menos que su primer manual de vuelo, un libro con fotografías de la época y una invitación a la cena anual The Few and the Absent en la que los veteranos pilotos de la RAF se reunían a conmemorar aquella época y a honrar a sus caídos.

Con la misma edad que tenía yo entonces, pero medio siglo atrás, Fenton había hecho un parate en sus estudios de botánica para enrolarse en la RAF y combatir con su Supermarine Spitfire por la supremacía de los cielos del Canal de La Mancha, logística piedra angular sobre la que los aliados cimentarían la reconquista de media Europa perdida a la barbarie.
Jamás le pregunté si había bajado algún pájaro teutón, pero supe que el si había sido derribado salvando por los pelos el pellejo cuando en pleno aterrizaje de emergencia fue a parar contra unos postes anti planeadores clavados en las playas del sur de Inglaterra.

De eso y de muchas cosas más hablamos en aquella cena de junio del 91.
Junto a su mujer, estuvimos conversando desenfadadamente sobre orquídeas raras, los 'Red Arrows' o el 'problema' de Irlanda del Norte, mientras comíamos pollo al horno, si mal no recuerdo, y bebíamos Reisling Blue Nun.

De a poco, Fenton fue ilustrando sus charlas con fotos y recortes de periódicos que tenía guardados, sobre los que comentaba algún detalle o alguna anécdota que le venía a la cabeza.
En uno de aquellos periódicos, aparecía la foto de un joven aviador parecido a mi amigo pero con cincuenta años menos, junto a su Hawker Hurricane, otro de los aviones importantes del inicio de la guerra. El joven, sonriente, posaba junto a la escalerilla que permitía el acceso al 'cockpit', con una pierna flexionada y la otra apoyada sobre la pista.

A pie de foto, una leyenda escueta rezaba: Robert Fenton, derribado y desaparecido el 20 de Junio de 1941.